martes, 31 de enero de 2012

Más de 50.000 vidas perdidas por el retraso en la ayuda al Cuerno de África



Las comunidades de pastores de Turkana, Kenia están atravesando una de
las peores épocas de sequía que se recuerdan, y dependen cada vez más
de la ayuda alimentaria. Aquí es donde la gente viene a buscar agua, distrito
de Lokitaung, marzo de 2011. Foto: Andy Hall
Todavía hay más de 13 millones de personas afectadas por la crisis en el
Cuerno de África. A pesar de que existían claras señales de alerta
temprana desde varios meses antes, la respuesta fue insuficiente, hasta
que ya fue demasiado tarde.
Los gobiernos, donantes, la ONU y las ONGs tienen que cambiar su
manera de abordar las situaciones de sequía crónica gestionando los
riesgos, no las crisis.
Esto implicaría actuar según la información proporcionada por los
sistemas de alerta temprana y responder sin esperar a tener la certeza de
que se vaya a producir una crisis, así como abordar las causas
profundas de la vulnerabilidad y reducir los riesgos en todas las
actividades de forma activa. Para lograrlo, debemos superar la división
entre acción humanitaria y desarrollo.

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