miércoles, 15 de febrero de 2012

La Tempestad

...de pronto se levantó en el lago una tempestad tan violenta que las olas cubrían la barca, pero Jesús se había quedado dormido”  Mateo 8:24
La TempestadDe pequeño nunca fui un niño ”echado pa’lante”, más bien he sido miedoso e inseguro. Si me querían pegar en la escuela; yo corría y simplemente me dejaban de pegar.
La primera vez que viaje en barco todo estuvo bien hasta el momento de ir a dormir. Recuerdo a mi madre que me pedía que durmiera en la parte de arriba de la litera del camerino que compartía con mi hermana.
Después de orar juntos, como casi siempre, le obedecí; yo suibí y mi hermana se acomodó en la cama de abajo. A poco rato se quedo dormida; pero yo no podía dormir.
Me atormentaba el pensar que el barco flotaba sobre el agua sin ningún tipo de ayuda, sin olvidarme que podrían venir la tempestad y los grandes peces, que al igual que a Jonas podrían tragarme vivo.
Los seres humanos sentimos miedo. Mateo lo deja bien claro en la historia que nos relata en Mateo 8:23-27. El solo era un contable lo suyo no era el mar eran los números y aquello lo dejo impresionado. Me lo puedo imaginar en la barca azotada por las olas pensando ¿Quién me manda haber venido? Seguro que tuvo ganas de vomitar y sin duda que lo paso fatal.
Con lo bien que estaba contando monedas en su puesto de trabajo. Ahora estaba seguro que su hora había llegado y para más coraje; “Jesús se había dormido”.
Lo mismo pasa en nuestras vidas, cuando obedecemos a Jesús y nos subimos a la barca empezamos un viaje con él y de pronto, como en la historia, vienen la tempestad violenta, eso nos sorprende pues no cantábamos que iba a ser así nuestro viaje con Jesús.
Olvidamos que subirse a la barca con Jesús no es ir de crucero trasatlántico en plan “vacaciones en el mar”. La historia sería mucho más alentadora si dijera “se subieron a la barca con Jesús y de pronto salió el arco iris que los acompaño todo el viaje”.
Simplemente nos equivocamos cuando pensamos que como seguidores de Jesús debemos esperar que todo nos vaya bien y lo que más me preocupa es que en ocasiones lo exijamos a costa de perder la fe si no pasa lo que esperamos o deseamos.
Los discípulos de Jesús pueden esperar tempestades y vientos fuertes. “En el mundo tendréis aflicción” Juan 16:33 Mira que no pone “quizás tengas”, “puede que tengas” o “nunca tendrás”
¿Entonces de que sirve subirse a la barca con Jesús? ¿Por qué cuando vienen mis tormentas veo que Jesús solo duerme como si yo no existiera?
Jesús nunca se equivoca y por eso dormía en la tormenta porque quería que sus discípulos descubrieran que el es inamovible, que es digno de confianza y quería que ellos aprendieran a confiar en él.
Por eso Jesús al despertar les dice: “¿A que viene ese miedo? ¿Por que está tan débil vuestra fe?
El miedo en nuestras tormentas nos afectan en la memoria porque olvidamos muy fácilmente lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas en el pasado y debilita nuestra fe haciéndonos incluso dudar que el amor vienen de Dios, dudar de su existencia o creer que es indiferente a nuestro dolor. El miedo en nuestras tormentas puede llevarnos a la queja, la duda y el enfado.
Pero si hoy tienes miedo, como yo cuando iba en aquel barco o como Mateo que lo “pillo” de sorpresa mientras estaba en aquella barca. Recuerda que Jesús está en tu barca y si tienes miedo acude a él. Deja que el ponga paz en tu vida, que calme los vientos y las olas que golpean tu existencia. Él es inamovible y puedes confiar plenamente en su promesa pues te quiere dar valor y de su Espíritu cuando vengan la tormenta.

Ánimo y que tengas un feliz día!

No hay comentarios:

Publicar un comentario