sábado, 4 de febrero de 2012

TESTIMONIO: Libertada de la anorexia y la religiosidad

 Testimonio de: Griselda del Rosario Mori Mori
 
Edad: 28 Años

Le agradezco infinitamente a Dios por lo que hizo, hace y seguirá haciendo en mi vida, mi noción de la existencia de Dios comenzó a la edad de 8 años en la cama de un hospital bajo fuertes medicamentos y apunto de desarrollarse en mi una infección  generalizada,  ya que tenia apendicitis; pequeña, débil y sin Dios, el Señor hizo llegar su misericordia a mi vida enviando  un grupo de hnas , quienes oraron por mi y de ahí en adelante salí con una idea clara: DIOS ME HABIA DADO UNA OPORTUNIDAD PARA VIVIR, …quería hacer lo correcto pues mi alma ya era salva, las hermanas me habían dicho que hablara con Dios y así lo hice…pero como en mi hogar había religión y no el Señor  me costumbre a tener una vida religiosa…de  aquellas que hay por montones, pues mi padre me decía que no debería mentir y cuando alguien no deseado para el llegaba a casa me decía: DILE QUE NO ESTOY…lamentablemente me convertí una religiosa más del montón y conforme fue pasando los años me di cuenta que mis pecados eran más y más graves, y malos, a pesar de ser la más religiosa de mi casa, pues iba a la Iglesia todos los domingos y me confesaba, pero nunca cambie, solo descargaba la acusación de mi conciencia ese día…era del grupo de los malos católicos, de aquellos que odiaban, robaban, hablaban lisuras, mentían y teniendo una religión…mi pecado más triste fue haber odiado a mi Padre…el diablo (que el Señor lo reprenda  me engañó ) me atreví  en mi ignorancia de Dios y su palabra a juzgarlo por su faltas y sus pecados sin ser yo juez , pues el único que puede dar juicio y es justo es Dios.
Tenia yo 14 años cuando falleció mi hermano menor – a quien amábamos mucho -producto de una enfermedad, muy rara de tratar en aquel tiempo donde 10,000 dólares podían darle una esperanza de vida a través  de una operación en Washington USA, dinero, que por más que mi madre  viajo muy lejos y trabajó muy duro no pudo juntar ni concluir su meta pues mi hermano después de una segundo derrame cerebral le siguió un tercero, el cual acabó con su existencia…yo solo tenía en la mira un culpable: Mi Padre…porque lo recordaba alcoholizado y gozando del trabajo de mamá, mientras que ella trabajaba sola en un país extraño y lejos de nosotros….No recordaba nada de lo bueno que él hacía por mí y mis hermanos…no recordaba sus cuidados y su apoyo en muchas ocasiones…como el diablo me hizo verlo como malo … No podía perdonarle, y  a pesar de que sabia la oración del Padre Nuestro al revés y al derecho…me llené de rencor y me volví una estudiante culta para humillarlo, avergonzarlo …mi meta era ser un medico hematólogo  para salvar a muchos niños como mi hermano…pero mi pecado era cada vez peor, me convertí en una joven anoréxica porque estaba llena de vanidades…lo que buscaba era llenar ese vacío que solo Dios podía con su amor ocupar…adelgacé mucho porque estaba aficionada en ser delgada y verme bien,  yo pensaba que si tenía una figura perfecta sería feliz …fui creciendo sumergida en la religiosidad con la boca llena de lisuras, mis manos con robo y mi corazón con odio y nadie lo sabia…mis compañeros me tienen en alta estima  por ser una joven estudiosa, mi familia por ser “tranquila y religiosa” pero mi realidad era otra,  era nada más y nada menos que  un payaso …aparentaba la felicidad que ni el dinero, ni mi familia, ni mi vanidad, ni mi religión me pudo dar…estaba destruyendo mi cuerpo sin darme cuenta me estaba consumiendo más y más  y me volvi muy delgada y mi espíritu amargado..solo me gustaba estar sola en mi cuarto a oscuras y escuchando música…muchas veces pensé en quitarme la vida pero el temor me ataba…terminaba llorando después de cada discusión que tenia con mi papá porque yo sabía que era algo malo…pues quería cambiar pero no podía…solo entre llorosos escribía cartas a Jesús rogándole que me ayudará..estaba harta de la vida que tenia , la cual ya no me importaba…no me importaba nada…quizás mi familia no me veía llorar ni tampoco mis compañeros …pero el Dios que con sus ojos traspasa paredes y corazones si…el a través de una invitación  de mi hermana – quien ya estaba asistiendo a la casa del Señor – es que pude llegar al templo y escuchar la palabra- que por cierto no recuerdo- solo fueron una oración la que traspaso mi corazón y me hizo darme cuenta que había uno que había pagado para que yo fuera feliz, entendí el sufrimiento que los escultores querían expresar a través  de las imágenes que tallaban y podían en la iglesia, a las cuales desde niña me arrodillaba y pedía favores sin que ninguna de ellas me escuchara …fue ahí cuando entendí que solo Jesús con su amor podía cambiar mi vida …escuche al predicador decir “ESE JESÚS QUE SUS PIESECITOS SANGRABAN POR TI” , y me sentí la mas vil de toda la humanidad,  entendí que por mi culpa un ser inocente y bueno tubo que morir …ese no era su lugar sino el mío…aquel día Dios me salvó y cambió mi vida…regrese liviana a casa y sentía paz y felicidad …la constancia en la iglesia fue amoldando mi vida y corrigiendo muchas actitudes malas que tenia…cambie mi forma de vestir, de andar y de ver las cosas …ahora Dios era mi todo …y claro los que vivían conmigo se tuvieron que dar cuenta que el demonio de Griselda había salido de ella, porque ya no era la misma…el primer impactado por este cambio  fue mi padre…se acabó la malcriadeces  y las desobediencias…ahora yo era la que lo abrazaba fuertemente y lo besaba y cuando me pedía algo al instante lo hacía…el también comenzó a asistir a la casa del Señor , recupere mi peso y ya no tenía ese complejo  que casi me mata y así …Dios me ha bendecido mucho …y han pasado  13 años …13 preciosos años  que sirvo al Señor en medio de luchas, pruebas, enfermedades pero de la mano de mi Dios a quien amo y amaré siempre porque siempre me ha amado y  nunca me ha dejado sola,  y porque  es lo único que poseo pues  ahora soy verdaderamente FELIZ…
Acepta a este precioso amigo y no te arrepentirás de haberlo hecho…te lo aseguro J.
Dios te bendiga mucho..!

Gricelda Mori

Ahora, la hermana Gricelda es una jovén que sonríe a la vida nueva que tiene en Cristo Jesús. 

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